lunes, 18 de mayo de 2015

¿Qué pasa cuando el ocio y las salidas rompen la monotonía del día a día?

Pues simplemente pasa que todo cambia, que la euforia, el optimismo y hasta las mariposillas en el estómago... se cuelan y se aposentan en el interior del ser humano, y entonces la vida tiene un color especial.
Llega el mes de mayo y con el llegan los últimos preparativos de "la excursión", la grande, la que dura varios días. Durante todo el año se hacen excursiones, pero siempre son de volver a dormir a casa. Esta no, esta es diferente. Ahora son vacaciones, con todo el significado que tiene esa palabra. Para algunos es la única salida de la Casa Grande en todo el año, por eso lo viven con todo el entusiasmo de que son capaces. Ya sabemos que hay muchas personas que no se van de vacaciones nunca y no pasa nada. Pero es que no siempre esa palabra tiene las mismas connotaciones.
¡Ojalá en lugar de 50 personas se pudieran ir todas! Pero no es posible porque siempre se choca con un muro, en este caso ese muro es la realidad misma de la vida.
Es cierto que también hemos procurado que haya algún rato de divertimento para los que están aquí, pero es verdad que la propia vida pone obstáculos muchas veces, que es imposible olvidarse de ellos y mucho menos borrarlos.
Y es que la Casa Grande da cabida a muchas personas con situaciones diferentes en los distintos aspectos de la vida, de su vida, de la que les ha tocado. Por eso, hacer las cosas bien y ser equitativos y justos, a veces es una ardua tarea, difícil de realizar y hasta inentendible para los de fuera.
Lo que es verdad es que hay que hacer cosas, cada vez más, para que todos los que tienen relación con esta Casa estén cada vez más integrados en una vida con muchas barreras para ellos, y además estén entre personas que distan mucho de entenderles.
Por eso cuando salen de su ambiente, impresionan a la sociedad, por eso a veces hombres y mujeres que se creen "normales" no saben como tratarles. Pero, cuidado, no es culpa de ellos, es responsabilidad del sistema que impone sus propias reglas y normas. Solo nos queda una esperanza y es que seamos capaces de integrar e interrelacionar bien a unos con otros. Eso sí, siempre con dignidad y coherencia.
Hay que hacer bien los planteamientos para que el resultado final sea gratificante y si a todo esto se une el trabajo y esfuerzo de unos cuantos trabajadores... pues, entonces, resulta mucho más fácil.
Y así vamos trabajando poco a poco, y así nuestras excursiones resultan exitosas. El camino de Santiago demostró que con constancia y disciplina se consiguen retos. En Francia nuestros viajeros observaron una cultura diferente y en París aprendieron la belleza del "arte". En las playas españolas durante todos estos años disfrutaron de su arena y se asombraron de la grandiosidad del mar.
Disfrutan en hoteles que son casas grandes pero diferentes a la suya. Continuamente observan las formas de vivir de "los otros". Copian modelos y actitudes, toman como modelo, referentes que son diferentes a los suyos. En definitiva, se enriquecen como personas y viven situaciones extraordinarias.
Sé que esta excursión ha sido un "poquito" diferente, se ha salido de la norma y todo en beneficio de ellos y de ellas. A veces la gente de fuera de nuestro entorno nos enseña y nos hace experimentar sensaciones nuevas. Por eso, todo suma, nunca hay que restar. Cuando hay manos extrañas que ayudan, siempre hay que acogerlas y abrazarlas como lo que son: signos de cariño y entrega por y para una causa extraordinaria. Entender esto es de personas inteligentes.
A todos los que habéis hecho realidad los paseos por la Alhambra de Granada... GRACIAS.