martes, 15 de marzo de 2016

Rotary, la sociedad de Ávila y la Casa Grande de Martiherrero

Hola, ¡buenos días!. Aquí seguimos trabajando a nuestro ritmo, iniciando nuevos proyectos y recibiendo a nuevos chicos y chicas que se están incorporando al día a día de esta casa, que va a ser la suya. Eso sí, en medio de nuestra actividad diaria, en medio de nuestros ensayos para el próximo certamen de teatro, que ya está cerca, pues ha aparecido en nuestra vida el Club Rotary Ávila.
Alguien se preguntará que quienes son. Es una organización formada por líderes profesionales que fundamentalmente dan servicio humanitario. Hace relativamente poco tiempo se pusieron en contacto con nosotros para comunicarnos que habían acordado que su nuevo proyecto de caracter social estaría destinado a la Casa Grande. Pensaron en nosotros por lo que hacemos y por lo que se ve dentro de esta Casa. Vinieron una mañana a conocer a todos los chicos y les entusiasmó lo que vieron y vivieron; escucharon a las personas que les contaron todo lo que hacen aquí y como viven en esta que es su casa. Y así es como se puso en marcha el proyecto de la Cena Benéfica 2016 del Rotary Club Ávila para realizarse el 12 de marzo de 2016.
Han pasado 48 horas del evento y tengo que decir que ha sido un éxito. Estaba muy bien organizado y perfectamente coordinado. Ha sido estupendo ver como 200 personas pertenecientes a todos los estamentos sociales, han querido estar cerca de nosotros para alcanzar varios objetivos. Es cierto que hay un premio económico pero es mucho más importante el reconocimiento social a un trabajo bien hecho a lo largo de, casi ya, 51 años. La aportación económica ayudará a financiar parte del presupuesto de señalética para nuestros talleres del centro de día. En cuanto al reconocimiento social, eso sí que tiene un valor infinito e incalculable. Creo que este acto ha sido una buena acción destinada a personas que se lo merecen.
La misión de Rotary era extraordinaria y ha servido para que nosotros estemos más cerca de nuestros sueños. Dije el otro día y hoy lo repito, que con todas las maderas que tenemos de recuerdos en esta casa, nosotros seremos capaces de armar y construir el color esperanza de la vida.
Pero aparte de Rotary, desde aquí quiero dar las gracias a la sociedad de Ávila por su generosidad y solidaridad; que un sábado por la noche decidan y quieran estar al lado de la Casa Grande es porque tienen sensibilidad y porque creen en el servicio y compromiso con los demás.
Para la Casa Grande ha sido una gran satisfación  estar rodeada de trabajadores de la Casa, familias, de nuestros chicos, asociaciones de Ávila, personas del mundo empresarial, personas del mundo de la política, profesionales con altos cargos directivos, y por último, nuestro Obispo, Don Jesús García Burillo, quien como siempre es el más fiel seguidor de la Casa Grande de Martiherrero, pero fundamentalmente de los chicos y chicas que viven en ella. ¡Gracias Don Jesús!
Gracias al alcalde de Martiherrero, que sé que se siente muy orgulloso de la casa más grande de su municipio y siempre está a nuestro lado. Gracias a Pablo Casado por definir a esta casa como un oasis de paz en este mundo que va muy deprisa. Gracias a Mª Ángeles Ortega por su incondicionalidad y por sus afectos sinceros. Gracias a Jesús Manuel Sánchez Cabrera, presidente de la Diputación, por su gran corazón, sencillez, espontaneidad y que por segunda vez me volvió a sorprender. Gracias al alcalde de Ávila por acompañarnos como muchas veces ha hecho. Gracias a los sendaores, comisario jefe de la policia, concejales y demás autoridades. Gracias a Gonzalo Gonzalez de Vega por llevar bien el cargo de embajador de la Casa Grande y por saber lo que significa.
Al mundo del asociacionismo gracias por estar allí representado en general por sus presidentes y gerentes, haciendo este acto más institucional si cabe. Vosotros entendéis muy bien lo que este evento significa porque estáis acostumbrados a los mismos sacrificios económicos y a la falta de reconocimiento por la labor desarrollada.
Pero sobre todo, desde aquí, quiero dar infinitas gracias a todos los trabajadores de la Casa Grande que han acudido en un número muy alto y numeroso a representar y a ayudar a su Casa, a su Institución, en un acto tan importante. Gracias por vuestra compañía junto a una dirección a la que arropasteis con vuestra actitud. Gracias por dejar vuestra vida privada aparcada otra vez, para seguir estando juntos. Y gracias, de corazón, por el esfuerzo económico que sé que habéis hecho. Gracias también a todos los que no habéis podido asistir pero habéis estado en la sombra y colaborando. El apoyo de todos da fuerzas para seguir por la línea que vamos.
En fin, fue un acto muy emotivo por lo que se dijo y por lo que vivimos. De nuevo gracias Rotary por vuestro tiempo y vuestro esfuerzo. Hoy os sentiréis mejor y en paz por lo que habéis hecho; no os salgáis de la línea de la solidaridad y de la generosidad.
Por último, a las 200 personas que nos acompañaron, solo decirles que fue un placer y en nombre de los que formamos la Casa Grande de Martiherrero, gracias por su generosidad, su compromiso de servicio y por su solidaridad.
¡Ha sido una velada mágica y llena de luz, de esa luz que guía a la gente buena!