Han
pasado varios días desde que nos avisaron de que éramos uno de los premiados. Nos
ha dado tiempo a interiorizar lo que esto significa e incluso a tener más
ilusión por los planes futuros que vamos proyectando para la Casa Grande.
Con
esta actitud llegó el día 3 de diciembre 2015, el día de la Discapacidad, o día
de las personas con capacidades diferentes y, también el día en el que a la
Casa Grande de Martiherrero se la reconocían por méritos propios toda la labor
desarrollada durante 50 años en un lugar de Ávila donde las cosas no eran
fáciles, el entorno no acompañaba y la mentalidad de las personas era muy
cerrada y primaria, por lo que se refiere al mundo de la discapacidad.
Patricia
Carrera unos días antes nos trasladó la idea de que estuvieran Pedro y Juan
Carlos con ella a la hora de presentar el premio a la labor social. ¡Fue una
buena idea!. Estuvieron con ella ensayando por la mañana y estaban algo
nerviosos. Dos días antes se les preguntó si querían hacerlo y la respuesta fue
rápida y segura. Tengo que decir que la labor que han hecho estos días Javier
Martín Obregón, psicólogo, y Lorena España, trabajadora social, ha sido y es
fundamental con todos los chicos que han representado a la Casa Grande. Javi
con su actitud observadora les entiende y dirige como nadie, y Lorena les
protege como sólo una madre sabe hacer. Son dos personas que se complementan
muy bien y todo esto beneficia a los chicos. Al tándem de estas dos personas
hay que unir la actitud de Patricia Carrera que con su sensibilidad y su
profesionalidad dio seguridad a estos dos chicos que supieron disfrutar del
momento gracias a que una gran persona les dejó ser ellos, se fió de sus
capacidades y les dio la credibilidad que se merecen
¡Gracias
Patricia por ver lo que nadie quiere ver y creer en las cosas increíbles!
¡Gracias
Pedro y Juan Carlos por representar tan bien a vuestra Casa!
A
las 19:30 horas el auditorio del Lienzo Norte estaba lleno. Había personas de
todo tipo y de diversos estamentos sociales, pero, sobre todo, estaban ellos,
los trabajadores, familias y chicos de la Casa Grande. Todos contentos de lo
que allí estaba sucediendo y todos orgullosos por pertenecer a una marca, a una
Institución, a una gran familia.
Comenzó
el acto con el saludo de Patricia Carrera a todos los allí reunidos para luego
dar paso a la proyección de vídeos antes de comenzar la entrega de trofeos. Y
así se entregó el primero, premio a la cultura. Salieron las tres personas
premiadas: Eugenio López Berrón, Ricardo Sánchez y Luciano Díaz Castilla, al tiempo
que se proyectaba un vídeo sobre su obra. Cuando se retiraron fue cuando llegó
el premio a la labor social y salieron Pedro y Juan Carlos y hablaron de la
Casa y de lo que hacen. También se proyectó un vídeo, mejor dicho, el vídeo que
muestra lo que somos y lo que hacemos. Finalmente se nombró a las personas que
entregaban el premio y Patricia pronunció el nombre de D. Jesús García Burillo,
Obispo de Ávila y Presidente del Patronato de esta Institución y también
pronunció el mío, Pura Alarcón.
Y
allí salimos y subimos al escenario para recoger un trofeo, una vocera, esa
figura que tiene la representación o vocería de un grupo para hablar a su
nombre, es la que lleva la voz del grupo. Representa a una mujer con cara de
niña llevando periódicos bajo el brazo para comunicar y transmitir noticias.
Una mujer con rostro amable. En su conjunto es una figura simpática y hasta,
diría yo, entrañable y cercana.
Pues
bien, yo quiero decir que en el momento de tenerla entre mis manos, sentí
emoción y satisfacción.
Emoción por recoger algo en representación de
un grupo de cientos de profesionales que han pasado por esta Institución y que
son los que realmente se lo han ganado. Desde el primero hasta el último que ha
entrado en esta Casa, desde 1965 a 2015. ¡Qué difícil lo tuvieron los primeros!
También he dicho que sentí satisfacción y lo sentí, porque alguien ha
reconocido el trabajo bien hecho, el esfuerzo silencioso de un grupo de
personas que trabajan en equipo, se han reconocido muchas horas de angustia, de
desasosiego, de no saber qué hacer ni para dónde tirar. Años en los que lo
único que se sabía era que había personas con discapacidad que había que situar
en un lugar digno y que una sociedad reconociera sus derechos.
Y
también voy a decir que sentí satisfacción porque por primera vez y de una forma
solemne he oído hablar muy bien del Centro de Educación Especial Santa Teresa,
la Casa Grande de Martiherrero. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y
además se ha hecho justicia a una Institución, a un nombre y, sobre todo, a
cientos de profesionales que lo hicieron y lo hacen bien. Por eso, este trofeo
es vuestro, de los de ahora, que además representáis a un colectivo de personas
que con pocos recursos y casi ninguna herramienta, trabajaron por el cambio
social para las mal llamadas personas deficientes, para las personas con
capacidades diferentes.
Este
cambio que se ha hecho es el motivo por el cual la dirección de la Casa Grande
va a trabajar para que los trabajadores empiecen a divisar algún rayo de luz en
lo que se refiere a la conciliación de la vida laboral y familiar. Sé que no es
obligatorio, es cierto que nadie lo manda, pero que quede claro que no lo
hacemos por obligación sino por devoción. Queremos que los que forman esta Casa
estén bien, trabajen de una manera tranquila y vivan con paz y serenidad.
¡Bastante complicada día a día es la vida por sí misma!
En
fin…después llegaron unos trofeos con sus respectivos reconocimientos: en el
ámbito deportivo a la Cultural deportiva Cebrereña; empresario a Alberto Zoilo
Álvarez y empresa innovadora a Onyx Solar.
La
entrega de todos los premios estuvo amenizada con actuaciones musicales,
vídeos, anécdotas, imágenes del grupo Promecal y fotos de familia. Fue una
velada importante por el contenido y muy entrañable por cómo se desarrolló.
Gracias
al grupo Promecal por organizar este evento en el que priman muchos valores que
engrandecen a quien lo organiza y consigue que determinadas personas y grupos
sean reconocidos por el trabajo que realizan con integridad, esfuerzo,
compromiso y mucha profesionalidad.
También
gracias a esos miembros del jurado que por unanimidad decidieron concedernos
este premio. ¡Les aseguro que no les vamos a defraudar! Es un honor para todos
los profesionales de esta Casa tenerlo en nuestras vitrinas. Prometemos que si
en algún momento flaquean nuestras fuerzas porque los vientos no soplen a
nuestro favor, miraremos pensativos y en silencio “la vocera” que ya forma
parte de esta Casa y que llegó procedente de un grupo de comunicación que pensó
en Ávila y en los abulenses de buen hacer.
¡Gracias Promecal por tu
sensibilidad!