Han pasado cinco años desde aquella primera reunión
en la que se fue fraguando esta acción llamada Embajadores de la Casa Grande de
Martiherrero. La figura ya existía desde 1965 en las personas de Bernardo
Herrráez, Alfredo Abella y José Santacana; lo único que había que hacer era
continuar buscando personas con la misma actitud y los mismos principios y
valores ante la vida, porque existir, existen... Solo hay que detenerse en
muchas de las personas que tenemos alrededor y que nos sorprenderán con la
actitud que tienen en su forma de vivir.
Los embajadores no son elegidos ni por títulos, ni
por posición en la vida, da lo mismo su situación económica y el estamento
social al que pertenezcan. Solo interesa que vivan de acuerdo a los principios
que tienen las “buenas personas” y que les diferencian de otros. Son principios
que La Casa Grande tiene en su ADN y que redundan en el día a día de las
personas que viven en ella.
Es fundamental encontrar personas que sepan convivir
con respeto, desde la tolerancia y siempre con integridad. Que sus acciones
sean justas, equitativas y que las palabras solidaridad y generosidad les
definan como personas que piensan en los otros, en los que más necesitan, a los
que hay que ayudar para que tengan lo mínimo de lo que otros poseen y que pasa
casi desapercibido en su vida.
Ser embajador no es un título, aunque pueda
parecerlo, y hay personas que lo deseen. No es tampoco un premio como tal, pero
si podría ser un reconocimiento a una actitud ante la vida. Embajador es el que
tiene una misión, un encargo que a veces otros no quieren realizar, es un
compromiso con una causa, en definitiva..., es una tarea a la que hay que darle
respuesta con una actitud solidaria, generosa y altruista. No es difícil
llevarlo a cabo, solo requiere algo de dedicación y tener un pensamiento plural
y no individualista. Si se hace bien al final ganan todos y ambas partes se
benefician aunque sea de diferente forma.
El tiempo ha pasado muy rápido y aquí nos
encontramos con el acto de embajadores ya institucionalizado, con cimientos
fuertes y sólidos y demostrando que los retos merecen la pena y que a veces los
sueños se hacen realidad. Cinco actos de embajadores que han demostrado cómo ha
ido cambiando y evolucionando su estructura, aunque el fondo y su base siempre
sea la misma.
Cuatro personas más han entrado este año a formar
parte del grupo de embajadores de La Casa Grande, elevandose ya a veinte las
personas que están y estarán entregadas a este proyecto y velando por los
chicos y chicas de estaca Casa, que ya es también un poco de los embajadores.
Javier Pérez de Andrés: periodista especializado en
gastronomía, ocio y turismo y muy comprometido con Castilla y León. Es un gran
comunicador que toca todos los géneros periodísticos y aborda contenidos de
interés para el lector. Unido a esto hay que decir que, debido a sus orígenes,
siempre rodeado de familiares dedicados al mundo de la enseñanza, es una
persona que sabe “acercarse” a todo tipo de gente escuchando con atención sus
problemas e inquietudes, en definitiva conociendo sus vidas.
Santiago Portas: Director de Instituciones
Religiosas en el Banco de Sabadell. De primeras resulta difícil entender cómo
se puede combinar el mundo de la banca y una entidad como La Casa Grande. El
día que conoció esta institución soy consciente, porque estaba con él, que
quedó impresionado por lo que aquí vio y vivió. Es alguien que camina por la
vida fijándose en las necesidades de las personas y que intenta ponerse en el
lugar del otro, aunque él proceda de un entorno totalmente diferente. Es
cercano, sensible y gran observador.
Ángel Martín: madrileño de nacimiento y abulense por
dedicación laboral. Topógrafo de profesión, pero dedicado a las herramientas de
robótica y que en un momento determinado quiso ponerlas al alcance y
conocimiento de las personas con discapacidad intelectual. El contacto fue
fortuito y casual. Profesional de la Junta de Castilla y León que, en su afán
de ayudar y de enseñar, se dedicó a pensar cómo podía llegar a las personas con
capacidades diferentes. Solo alguien generoso y solidario es capaz de marcarse
este reto y hacerlo con tanta ilusión y entrega. Así, poco a poco, se fue
metiendo en la vida de estos alumnos tan especiales y también, poco a poco, él
descubrió que le entendían y le respondían. La robótica ha sido el nexo de
unión para colarse en sus vidas, conociendo su entorno y preguntando cada vez
más por sus necesidades.
Carmen Esteban: Directora de Cadena SER Ávila. Es
una persona muy comprometida con las causas perdidas, alegre, comunicativa y
cercana. El mundo de la discapacidad intelectual está muy cercano a ella y sabe
como tratar a las personas con capacidades diferentes. Nunca tira la toalla
aunque se lo pongan difícil. Llegó a esta Casa de la mano de su hija, nuestra
niña maga y querida Candela. Nunca ha llegado a visitar esta institución como
directora de una emisora de radio, simplemente es Carmen, la madre de Candela.
A partir de ahí, estos chicos la cautivaron y se entregó a ellos sin ninguna
cortapisa. Conoce muy bien cómo son y lo que son capaces de conseguir. Es una
mujer visceral, llena de entusiasmo, aunque la vida le ponga obstáculos en el
camino. Conoce perfectamente el significado de embajadora de La Casa Grande y ya
lo tiene grabado para siempre.
Este quinto acto de embajadores fue muy cuidado en
todo su desarrollo y estuvo determinado por una palabra: EMPATÍA, o, lo que es
lo mismo, las personas, todas, deberíamos ponernos en el lugar del otro; sería
una forma de enriquecernos y de que existieran menos conflictos. Es difícil
pero nunca es imposible.
Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que
han hecho posible la realización de este acto: equipo de Marca de La Casa
Grande, Coro de La Casa Grande, María
del Río, nuestra presentadora con lengua de signos, Pedro, Óscar y Lourdes,
presentadores de La Casa Grande. Gracias también, de manera muy especial, a
nuestra embajadora Pilar Rodríguez y a sus chicos de teatro, a Ana Peinado con
una presentación perfecta y muy delicada, a Cristina Hernández, Laura Campillo, Julia Martín,
ALQUIMIA, VIDICAM, Ricardo Muñoz, Lienzo Norte con nuestra gratitud a Gonzalo
Súnico, por estar siempre a nuestro lado. Y como no, a la artífice de este
evento: Esther Martín, la persona más entregada en estos cinco años para dar
visibilidad al interior de La Casa Grande; sin ella esto nunca habría sido
posible; gracias, Esther, por ser como eres.
Gracias a todos los que llenaron la sala del
Congreso de Exposiciones Lienzo Norte, para arroparnos, por creer en lo que
hacemos y por darnos fuerza para continuar. Fue fantástico estar con un público
tan entregado a esta causa: amigos, conocidos, trabajadores, familias,
políticos de todos los partidos abulenses y regionales. Gracias a Margarita
Robles, Ministra de Defensa, por seguir tan de cerca el día a día de esta Casa,
a la que descubrió hace solo un año, por la que pregunta de manera continua y
con absoluto respeto por la labor que se lleva a cabo.
Gracias, muchas gracias, a nuestro querido Obispo D.
José María Gil Tamayo, quien acudía por primera vez y al que esperamos haber
sorprendido gratamente con el trabajo que se lleva a cabo en una de sus casas.
Ha sido un año para conocernos y para establecer lazos llenos de afecto.
Gracias por sentirle tan cerca, por su confianza y por entregarse tan de lleno
a esto que él llamo la “joya de la Diócesis de Ávila”.
Por último, permítanme, de manera muy especial, dar
las gracias como Pura Alarcón por el nombramiento que se me hizo de embajadora
de La Casa Grande de Martiherrero. Las sorpresas impresionan siempre, pero
cuando estás por causas ajenas a tu voluntad, retirada mucho tiempo, más de
cinco meses, de esta Casa..., no solo impresionan sino que marcan un punto de
inflexión en la vida, en este caso, en la mía. Prometo que siempre estará unido
a mí, es lo que he intentado hacer durante estos veinte años dentro de esta
Casa y lo que continuaré haciendo cuando ya no esté allí físicamente, pero que
sí estará permanentemente dentro de mi corazón, porque los chicos y chicas de
La Casa Grande forman parte de mi vida como auténticos héroes y referentes para
hacer que las cosas que parecen insignificantes se conviertan en las más
importantes de nuestra vida. Les aseguro que son el modelo que siempre sorprende
y el más perfecto.
Gracias y les espero el año que viene en el Sexto
Acto de Embajadores de La Casa Grande.