sábado, 14 de noviembre de 2015

El Presidente de la Diputación visitó la Casa Grande y "se quedó"



El jueves 12 de noviembre amaneció un día bonito y muy luminoso, con una temperatura muy agradable. Es de esos días preciosos del otoño y que hacen que el recinto de esta Casa invite al paseo y hasta a pensar en nuevos proyectos. Los árboles presentan esos tonos ocres y marrones y el suelo amanece cubierto de hojas que crujen al pisarlas. Y entre tantos árboles y hojas caídas estaba el sol, iluminando todo el recinto de la Casa Grande.
A las 12.15 h llegó el Presidente de la Diputación de Ávila, D. Jesús Manuel Sánchez Cabrera, acompañado de su jefa de prensa, María, y del alcalde de Martiherrero, D. José Luis del Nogal.
Comenzamos la visita adentrándonos en el Centro de día, lugar en el que, en esas horas de la mañana, se encuentra la mayor actividad de la Casa Grande. Todos los chicos trabajando y realizando las actividades que tienen marcadas para reforzar sus habilidades y también para mejorar, o por lo menos no perder, su formación cultural y de la vida diaria.
Ciento treinta personas que, acompañados por sus monitores y técnicos, viven su día a día aprendiendo y marcándose nuevos retos y alguna que otra esperanza.
Y así los encontró usted, D. Jesús Manuel, y así le vieron y le conocieron ellos a usted.
Hay que decir que hubo empatía desde el primer momento, fue un trato más que cordial y amable. Yo diría que fue muy humano, cercano, sin etiquetas. Usted entró como Presidente de la Diputación de Ávila, esa institución a la que corresponde el gobierno y la administración autónoma de una provincia y la que gestiona los intereses económico-administrativos de la misma. Pero también tengo que decir que saliste de esta Casa como Jesús Manuel, sin más, pero también sin menos.
Fueron muchas horas de visita, ¡más de las programadas!. Por eso, GRACIAS. Fueron horas para ver como están los habitantes de esta Casa, de una Casa de la provincia de Ávila, de un pueblo, Martiherrero, que pertenece a la Diputación. Dio tiempo para, además de verles trabajar, observar también como viven en su casa, donde duermen, se alimentan y, sobre todo, tienen sus momentos de ocio y esparcimiento. Y también visitamos nuestro Centro Especial de Empleo, esa lavandería industrial, de iniciativa social, que hace que un grupo de personas desarrollen un trabajo cualificado y remunerado.
Estuvimos mucho tiempo juntos y de verdad que puedo decir que ví rostros y miradas que eran el espejo del alma.
Fue un día muy emotivo por los reconocimientos que se hicieron a determinados colectivos: a la Diócesis de Ávila como promotora de esta obra social y humana, al colectivo de profesionales que con el trabajo que llevan a cabo día a día, consiguen muchas sonrisas, mucho bienestar y también proyectar esperanza; y a los chicos, porque, de nuevo, y en poco tiempo, alguien importante les volvió a tratar de tú a tú, sin etiquetas ni estereotipos. Por eso, cuando al cabo de unas horas volvieron a ver en los jardines de la Casa a este señor grande y con rostro bonachón, se acercaron a él sin ningún tipo de protocolo, aunque con mucha educación y, sobre todo, con cercanía y muchísimo cariño y llamándole por su nombre, Jesús Manuel, se abrazaron y hasta contaron sus anécdotas y sus vivencias.
Estos chicos son muy listos y puedo asegurar que saben muy bien a quien tienen que querer y a quien consideran amigo. No se lo marca nadie, lo intuyen desde dentro por lo que ven con los ojos del alma, aunque no vean físicamente.
¡Qué día más auténtico y entrañable!
Gracias por unas declaraciones hechas con mucho sentimiento y desde el corazón. Gracias por esa fuerza que convence y que transmite para seguir creyendo en las buenas causas y en los sueños incumplidos y, GRACIAS, por habernos encontrado con un hombre que cree en el arte de la política, en la vocación de servicio y por hacer sabido, en esta Casa, deshacerse de ataduras y de prejuicios y asó pasar de ser el Excelentísimo Sr. Presidente de la Diputación de Ávila, que llegó a conocernos, a ser Jesús Manuel Sánchez Cabrera, el señor de Padiernos, muy conocedor de todos los pueblos de estos chicos por proximidad, incluso vecino y amigo de muchos de los trabajadores... y que decidió quedarse para siempre como amigo de esta Casa pero, sobre todo, de sus moradores.
Los chicos vivieron una eperiencia nueva con su visita, pero estoy segura de que usted también sintió sensaciones extraordinarias y difíciles de olvidar.
¡Esa es la magia de la vida señor Presidente y esa es la realidad de los seres humanos Jesús Manuel!
¡Buena suerte y hasta siempre!