lunes, 30 de marzo de 2015

Mª Ángeles Ortega y la Casa Grande

El viernes pasado se inauguraba el Ciclo de Conferencias "Cambia la Mirada". Para la introducción a este acto, había que contar con una persona que entendiera, de verdad, este significado, y lo cierto es que dimos rápidamente con la persona adecuada: tú, Mª Ángeles. Pero que quede claro... se la eligió por médico, por psiquiatra, por tu implicación con esta Casa y por tu actitud para con nosotros. Por todas estas cosas la elegimos, por ninguna más. La Casa Grande no entiende de ideologías ni de política. Tampoco necesita entender de ello.
Sabemos que caemos muchas veces, pero hemos comprobado que intentado hacerlo bien, a través de nuestras capacidades y fortalezas conseguimos llegar a los retos y a los objetivos marcados.
Descubrimos que tu afecto para con esta Casa se remonta a tu época de estudiante, cuando los sábados por la tarde subías a hacer voluntariado con las personas que vivían aquí. Luego está claro que Martiherrero siempre te ha resultado familiar. Porque hay una cosa cierta: las vivencias que se tienen en la juventud, se quiera o no, marcan nuestra personalidad. De hecho, tu recuerdo hacia D. Bernardo Herráez fue muy emotivo.
El viernes entendí un poquito más a aquella Mª Ángeles Ortega que conocí en Valladolid en el verano de 2001, cuando esta Casa atravesaba por momentos muy duros. Porque haberlos claro que los ha habido, y no duros, sino durísimos.
Gracias por creer en nuestro crecimiento, que como bien dices, ha sido en dimensiones horizontales y verticales. Es cierto que hemos aumentado los recursos, y que te hayas fijado en nuestro crecimiento en valores significa que es verdad que nos sigues en nuestro periplo.
¡Claro que esta sociedad debe volver a sus valores! Tu lo definiste muy bien y todo nos resultó muy conocido, porque en definitiva hablaste de nuestra filosofía y de nuestro ideario. Es verdad que hablaste de "una sociedad en donde lo realmente importante sean las personas, con su riqueza personal, su diversidad, sus capacidades, sean estas las que sean, porque existen muchas capacidades diferentes en cada uno de nosotros, pero la auténtica DISCAPACIDAD, la más peligrosa, es NO TENER CORAZÓN".
Gracias por tu mensaje, tu emotividad, por tu mirada transparente al dirigirte a los que te escuchaban y, sobre todo, gracias porque se notó que tus palabras te las creías, salían con mucho sentimiento y eso quiere decir que te las dictó tu corazón.
Como verás no nos equivocamos al elegirte. No buscábamos a una política, buscábamos a una persona que sea buena profesional en el servicio a los demás.Lo mejor de todo... es que lo conseguimos. Por un momento solo fuiste Mª Ángeles Ortega, psiquiatra por vocación.
Gracias.