Cuando hace más de un año nos visitó Carlos Sastre, lo
hizo como un personaje famoso dentro del mundo del ciclismo. En ese momento
descubrimos que detrás de este chico que se observaba tenía los pies en la tierra, tenía que estar
alguien con una personalidad peculiar, capaz de marcar la ruta y el camino a
seguir por este gran ciclista.
En ese momento pensé:! qué pena no conocer a este tal
Víctor Sastre, porque tiene que ser interesante
pasar un rato con él, ya que parece que es el auténtico protagonista y
debe de ser un tipo estupendo!
En Ávila siempre se oye hablar de la fundación Víctor
Sastre y nosotros desde que vino Carlos a nuestra casa, lo hemos tenido más
presente. Carlos entró como ídolo y se quedó como amigo y con el tiempo también
consiguió el título de embajador de la Casa Grande de Martiherrero. ¡ Es todo
un lujo!
Y así ha pasado un año y seguíamos sin saber nada de nada
de este señor llamado Víctor Sastre y que es el padre del conocido ciclista.
Así hemos estado hasta que han decidido traer a nuestra casa el proyecto “soy
bici, soy deporte”
La verdad es que el día 12 de julio resultó ser un día
espectacular. ¡Cuánta gente joven ha estado en nuestros jardines! Eso sí, como
son tan grandes, a veces sólo se les oía y no se les veía. ¡ Que mañana más
llena de magia y espectáculo en esta Casa y también para los que están en ella!.
Aquí todos juntos: nuestros chicos y chicas, trabajadores, voluntarios de la
fundación Víctor Sastre, jóvenes del pueblo de Martiherrero con sus familias,
personas del campamento de Bermudillo en Martiherrero….y así todos juntos
pasando una jornada en la que se han
entremezclado las bicis con el deporte que se realiza a lo largo de la Senda
Botánica situada dentro de la Casa Grande. Una mañana llena de actividad para
finalizar con un conversando con…Víctor Sastre. Y después un aperitivo para
recuperar fuerzas después del ejercicio físico.
En fín… hemos puesto cara a Víctor Sastre y, sobre todo,
hemos conocido su entusiasmo, sencillez, empatía y también su mirada a través de
unos ojos vivarachos, que brillan y se humedecen ante cualquier hecho por muy
pequeño que sea. Es una persona menuda pero que trasmite fuerza, seguridad,
mucha energía y que a través de ella, lo envuelve todo. Ha reído, se ha
emocionado, ha jugado con chicos y chicas y fundamentalmente ha dialogado con
todos ellos llamándoles por su nombre, este hecho le dignifica aún más.
Es un gran observador y sabe colocarse al lado del que
tiene enfrente. Es un tipo campechano con buenos modales y mejores formas, que
como era de suponer se ha hecho asimismo. Sabe lo que es pasarlo mal y regular
y también conoce que para conseguir triunfos hay que buscarlos a través del
esfuerzo y del buen hacer. Estaba claro que tenía que ser un tipo interesante,
como interesantes han sido las vivencias y conversaciones que hemos compartido.
Eso sí, de todo lo vivido me quedo con dos cosas: la admiración que tiene por
los chicos que están dentro de la fundación Víctor Sastre y también con la
cercanía y el saber estar con Verónica, Fernando Maroto, Pedro, Oscar, Jaime…y
así, con todos los habitantes de nuestra casa.
Carlos, sabíamos que eres una gran persona pero ahora
también conocemos a alguien que es igual o mejor que tú: tu padre !Ah!....este
día también hemos sabido que detrás de los dos hay una estupenda mujer; tu
madre, esa señora de la que habláis cada uno desde su óptica, pero con inmenso
cariño y respeto.
Pues nada, Don Víctor Sastre, aquí estamos y le esperamos
cuando quiera. Su nombre se ha quedado grabado en esta Casa y su voz junto con
su sonrisa y su emoción, resuena en nuestros jardines. El apellido Sastre ya
forma parte de este lugar. Gracias y hasta pronto.