viernes, 16 de octubre de 2015

En la Eucaristía de clausura del V Centenario también estuvo la Casa Grande


Poco a poco va pasando el tiempo y se van quitando las hojas del calendario, o lo que es lo mismo, se van tachando días y meses del año 2015 porque ya se han vivido.
El año 2015 está siendo espectacular para la ciudad de Ávila debido a la figura de Santa Teresa de Jesús. Ayer se clausuraba todo un año de múltiples acciones y de diversos acontecimientos que permanecerán en el tiempo. Fue un acto grande por su significado y por la multitud de personas que se congregaron en la ciudad de Ávila.
Hace ya días que se nos dijo que con motivo de los 50 años del Centro de Educación Especial Santa Teresa de Martiherrero, se quería que estuvieramos presentes en este acto y, así fue y así lo hicimos, disponíamos de invitaciones para asistir con chicos, trabajadores y alguna familia.
He de decir que la invitación nos hizo ilusión y nos llenó de alegría, no solo por el hecho de poder presenciar en directo un acto tan importante, sino fundamentalmente por pensar en esta Institución nuestra, en su historia y en el papel que ha jugado dentro de la sociedad abulense durante 50 años. Por todo ello, gracias a los que han querido que estuvieramos ahí, en especial a Jorge Zazo, del que debo decir y agradecer el trato tan exquisito que tiene con esta Institución. Sé, porque así nos lo demuestra, que siempre que hay algo que depende más o menos de él, piensa en la Casa Grande de Martiherrero. Gracias Jorge Zazo porque hasta en el momento de dar la bienvenida a los allí congregados fuiste capaz de saludar a las personas con discapacidad que se encontraban allí. ¡Es algo que te engrandece como persona!
Estuvimos 60 personas representando a la Casa Grande, 30 chicos con un comportamiento ejemplar, algo muy habitual en ellos, aunque también sé que hay personas a las que les extraña esta actitud. ¡Que poco se les conoce!
Gracias a todos los profesionales que han querido participar en este acontecimiento pero dentro de y desde la Casa Grande; a eso se le llama sentimiento de pertenencia, sentir una marca. ¡Los profesionales de la Casa Grande cada vez saben más de esta actitud! Sé que algunos padres no pudieron estar, pero a quien estuvo a nuestro lado, GRACIAS.
Ahí estuvimos, justo detrás de las autoridades, y junto a algunas personas conocidas de la Casa Grande. Primero con frío y luego calor, pero eso sí, sin perdernos nada de lo que vimos y escuchamos. Algunos de los chicos aún tenían muy presente el acto vivido en la plaza de San Pedro del Vaticano con el Papa Francisco y trataron de compararlo. Todos, eso sí, echaron de menos el poder saludar a Don Jesús García Burillo, su obispo como dicen; le vieron de lejos y añoraron los días de Roma o sus visitas a la Casa Grande. Pero no pasa nada, saben que las cosas son así y que en cada momento hay que hacer lo que toca y lo que corresponde. Eso sí, ayer cada vez que escuchaban el nombre del Papa Francisco, algunos sonreían porque es alguien muy cercano en sus vidas y que les ha dejado huella para siempre.
Y después de todo esto... pues vuelta para casa, a su casa, aunque antes hubo tiempo para tomar algo por la calle San Segundo, algo que no quitara las ganas de comer porque en Casa había, como todos los años, comida extraordinaria para celebrar el día de Santa Teresa.
Y hoy... pues a comentar otra experiencia más, otras vivencias que van marcando sus vidas y que poco a poco les va acercando a una sociedad que debería ser más justa para con todos ellos. Pero bueno, tiempo al tiempo.
¡Chicos! poco a poco vais demostrando vuestras capacidades a una sociedad a veces muy discapacitada. Ayer estuvisteis en un sitio privilegiado dentro de un acto histórico de la ciudad de Ávila y, sobre todo, representásteis muy bien a la Casa Grande de Martiherrero. Por todo ello, GRACIAS.