Buenos días:
Es
importante para entender bien la historia de esta institución tener memoria
histórica y situarse en la segunda mitad del siglo XX. En aquella España que en
1965 empezaba a ver algo lejos aquel periodo de la postguerra.
La
sociedad española en esos años vivía llena de sacrificios y con muchas
carencias debido a la denostada situación económica. Situaciones que hoy
consideramos normales, en aquellos años eran un lujo al que tenían acceso unos
pocos.
En
cuanto a la educación especial se observa que una vez que el Ministerio de
Educación crea el Patronato de Educación Especial, se podría decir que se
empieza a perfilar un nuevo panorama para las personas con discapacidad. Se les
reconoce el derecho a recibir una educación con fondos públicos. En principio
empiezan recibiendo becas, pero lo que no existían son centros donde poder
recibir una formación.
Cáritas
se pone al frente de esta situación y, como ya se ha dicho, intenta buscar
soluciones. A 5 km. de Ávila y cerca de Martiherrero existe una finca en la que
en 1897 se había creado un balneario. Como anécdota diré que al político
Sagasta le gustaba pasar muchas épocas en ese balneario. Por él pasaron muchas
personas de la alta burguesía para descansar.
Con
el inicio de la Guerra Civil española este lugar pasó a ser base de
destacamentos militares y cárcel de prisioneros.
Una
vez finalizada la guerra experimenta un giro radical pasando de ser un hotel de
lujo a convertirse en un sanatorio perteneciente al Patronato Nacional
Antituberculosis. De esta época data el estupendo solárium construido a lo
largo del edificio principal del centro. En estas instalaciones llegaron a
estar hasta 450 enfermos. En torno a los años 60 es cerrado como consecuencia
de haber sido erradicada en gran parte la tuberculosis en España.
Para
D. Bernardo Herráez y para las personas de Cáritas que están ayudando a buscar
soluciones al problema de las personas con discapacidad intelectual, esta finca
sería la ideal para situar el colegio de educación especial.
Se
comienzan las gestiones para ver de qué manera este lugar, que pertenece al
Patrimonio Nacional del Estado, pudiera ser cedido a Cáritas para llevar a cabo
la labor que tenía en mente.
Se
recurre a la Diputación Provincial de Ávila que actuó solamente como organismo
de enlace, estando dispuesta a ser depositaria de los inmuebles. El Ministerio
de Gobernación de España cedió los terrenos a la Diputación de Ávila para que
esta, a su vez, firmara un concierto con Cáritas diocesanas de Ávila, a quien
se le entregaba esta finca con la única y gran finalidad de llevar la gestión,
el funcionamiento técnico y la dirección del centro de Educación Especial Santa
Teresa.
Dicho
concierto se firma para un periodo de 99 años y está destinado única y
exclusivamente para la labor desarrollada con personas con discapacidad
síquica.
En
junio de 1964 aparece en el Diario de Ávila una nota de la Diputación
Provincial donde se explica que el antiguo sanatorio de Martiherrero ha sido
cedido a Cáritas diocesanas de Ávila para crear un centro de educación
especial.
Con
objeto de dar comienzo a las actividades del centro, se procede, en primer
término, a una profunda desinfección de todos los locales. Rápidamente se
comienzan las obras más urgentes de retejado, fontanería, carpintería, pintura,
etc...
El
mobiliario escolar lo proporcionó el Ministerio de Educación y se procede al
montaje de todo el mobiliario del internado: camas, colchones, mantas, mesas,
sillas, vajillas y elementos de cocina.
El
centro deberá ser mixto y acogerá a niños y niñas con una discapacidad síquica
entre el 40 y el 80%. Será un centro eminentemente escolar, con clases
complementarias de formación profesional.
Se
solicita a la Dirección General de Primera Enseñanza del Ministerio de
Educación la creación de siete aulas de educación especial. Se demuestra que
los locales, aunque necesitados de arreglos, están dignos para su nueva
utilidad.
También
se cuenta con las personas tituladas en Magisterio para llevar a cabo la tarea;
con posterioridad realizarían los cursos implantados por el Ministerio de
Educación sobre pedagogía terapéutica.
Pero,
sobre todo, se cuenta con el personal directivo que aporta Cáritas diocesanas
de Ávila, así como con sus posibilidades económicas, que son imprescindibles
para comenzar este proyecto.
En
febrero de 1965 se reúne por primera vez, en los locales de Cáritas, el
Patronato del Centro de Educación Especial Santa Teresa de Martiherrero, bajo
la presidencia de D. Bernardo Herráez Rubio, delegado de Cáritas, y respaldado
por el obispo de la diócesis.
El
curso 1965/66 fue el primero, el más costoso en esfuerzos y el menos numeroso
en alumnos.
El proyecto ya estaba en marcha, mantenerlo era la
esperanza, y hacerlo bien tenía que ser un reto.